
Para los que se aburrieron de mis historias cachondas he aquí una pizca de mi elocuencia contando a viva voz mis experiencias como estudiante de una prestigiosa Universidad minúscula.
Es tedioso abrir un libro y leerlo por obligación, sobre todo si ante la injusta calamidad llega a tus manos y a manera de tortura fragmentos poco usuales, pero extrañamente llamativos para aquellos que como yo no acostumbran leer nada que no sea de ese rubro.
Este es mi caso yo nunca leo nada y todo lo que sé lo aprendí en la calle con un hambre voraz por saber que chucha sucede en el mundo, en mi querido país. Hoy por mera casualidad tengo la difícil tarea de repasar líneas que a mi parecer son un tanto pasadas para alguien que no acostumbra saber nada de política y se la pasa leyendo novelas o libros de ciencia ficción de algún escritor que logra cautivar a la primera lectura.
Dentro de 5 horas tendré un examen maratónico donde pondré a prueba mis más humildes conocimientos, pero para variar y por más esfuerzos que haga no dejo de pensar en lo tierno que es mi enamorado, en sus manos recorriendo mis cintura, en sus besos sabor a margarita ebria- ojo digo ebria porque logra marearme- en fin son muchas las cositas ricas que me fascinan de él. Sin embargo y para volver al punto inicial, sigo pensando en: ¿Por qué se me hace muy difícil estudiar un curso que me parece de lo más aburrido? y en general, ¿ Por qué en épocas de estudio nadie sale de sus casas?, nos convertimos en los eternos estudiantes de última hora y hacemos quedar mal al reducido número de estudiantes que realmente logran captar y sobre todo aprovechar cada minúsculo conocimiento. Bueno pues no verguenza confesar que pertenezco a ese grupo de chicos que no se deja intimidar por una nota, que hace muchos sacrificios para pasar un curso, pero que no persigue ni ruega para aprobar, que a última hoa estudia esas largas líneas de escritores sosos para pasar un examen que a cualquier mortal, sobre todo estudiante simple como yo le causaría una diarrea cerebral.
Ahora sin mucho palabreo ni comentarios desafortunados pienso en los minutos que perdí posteando en un blog que nadie sigue, pero sobre todo pienso en lo feliz que soy al desfogar mis tontas líneas recargadas de mis más sinceras experiencias.